Uno de los principales bloqueos a los que me he enfrentado, y que sigue siendo una gran dificultad para muchas emprendedoras, es liberarme de la etiqueta negativa que acarrea el concepto <<vender>>.
Habrás leído infinidad de veces que para conseguir ventas es necesario tocar los puntos de dolor de tu cliente ideal. Es decir, hablar de lo que más le duele.
Este primer paso de un proceso de venta es clave para poder ofrecer soluciones a tu público potencial. Pero cuando nos enfrentamos a escribir esos mensajes no encontramos con una barrera:
¿Estoy manipulando a mis lectores? ¿Les estoy llevando por dónde yo quiero para conseguir lo que deseo?
Pues sí… y no.
Sé que este tema genera controversia. En neuromarketing hablamos de conocer los procesos internos que vive una persona para dar con el botón que activa su necesidad de compra. O lo que decimos en copywriting, escribir las palabras exactas que la inviten a encontrar una solución que de respuesta a su problema, comprando un producto o servicio.
En este proceso de crear tu mensaje de ventas, es fácil caer en la trampa de pensar que manipulas a tu público, incluso cuando estás convencidas de que tu objetivo es la persuasión.
Manipulación y persuasión son dos estrategias que usamos al comunicarnos, que persiguen el mismo objetivo: generar una reacción en la otra persona.
Sin embargo, hay una diferencia clave entre ellas.
Cuando usas la manipulación, no tienes en cuenta los beneficios o los perjuicios de la otra parte. Lo único que te importa es sacar provecho de la reacción que estás provocando en los demás.
En cambio, al persuadir, lo que deseas es que, además de beneficiarte tú misma (recuerda que estamos hablando de vender), la otra parte también salga beneficiada. Lo que ganas te importa y, además, a ti también te interesa.
Así que, para saber si estás manipulando o persuadiendo a tu público, podrías hacerte la siguiente pregunta:
¿Estoy siendo honesta con mis intenciones? ¿Mi gran porqué en una venta tiene como objetivo cuidar de mí y de mi cliente potencial?
Aunque este enfoque puede ayudarte a plantear tu mensaje de ventas sin pensar que estás haciendo algo malo, soy consciente que en la práctica pueden surgir dudas de cómo evitar sentir que estamos manipulando a nuestros lectores.
Así que, si lo deseas, comenta este post con un ejemplo de lo que para ti sería manipulación y de lo que no, para poder analizarlo juntas.