¿Sabes por qué tus textos no llaman la atención de tu público?
La culpa de todo la tiene tu cerebro, al que le encanta divagar sobre lo que quieres compartir con tus lectores sin tener un objetivo claro. Imagina que tienes delante a un cliente potencial y quieres convencerle de la importancia que tiene contratar a un copywriter (esta sería yo, claro).